Ana Jimenez | "Huellas en el barro"
“La niña tiene las manos del abuelo. Manos grandes y fuertes, dedos largos y finos, uñas sesgadas y quebradizas... manos de alfarero”.
Igual que un torrente que decide cambiar de rumbo, la niña estudió filología en la Universidad salmantina. Pero, por una de esas ironías del destino, acabó en el pueblo de sus abuelos paternos, Cespedosa del Tormes (Salamanca) aprendiendo a tornear bajo la tutela de uno de aquellos alfareros reminiscencias del pasado.
De los barreros de arcilla, el torno de pie y el horno romano a los vidriados, los óxidos y las ferias. De los botijos y cántaros del vino a la Escuela de Arte y las Exposiciones. De la enseñanza a la manera medieval de maestro y discípulo, a la química de la cerámica, el vaciado, el diseño y la arquitectura.
Tras un guiño de la vida en el que tuvo a sus tres hijos y bajó a vivir a tierras accitanas, reanuda su andadura por el mundo de la cerámica como directora del taller-escuela de Hinojares (Jaén) donde se hacen reproducciones arqueológicas del yacimiento Castellones de Ceal y donde ha montado el Centro de Interpretación Íbero “Camino de civilizaciones”.
Aparte de la enseñanza en el taller, colabora en proyectos de terapia a través de la cerámica destinados a personas discapacitadas, participa en campamentos de verano para jóvenes y jornadas con talleres monográficos, así como aulas didácticas con soporte de exposiciones temáticas. Compagina su labor de conferenciante e investigadora de procesos de elaboración cerámica antigua, donde trabaja junto a equipos de arqueólogos, con su faceta más creativa en exposiciones a lo largo de toda la geografía nacional, teniendo varias esculturas públicas en Guadix (Granada) donde reside.
Su trabajo, la cerámica; su hobby, la arqueología; su pasión, el arte por el arte; su ilusión, la familia; su fuerza, YHWH.